Diferencias entre Transformador Tipo Aceite y Tipo Seco.
- Grupo Edmar

- 15 sept
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Septiembre 15, 2025 -Diferencias entre Transformador Tipo Aceite y Tipo Seco

Diferencias entre Transformador Tipo Aceite y Tipo Seco.
En toda instalación eléctrica, la elección del transformador es una de las decisiones más importantes. No es solo un tema técnico, también influye en la seguridad de las personas, el presupuesto, el espacio disponible y hasta en el impacto ambiental del proyecto. Los dos tipos más comunes son los transformadores tipo aceite y los transformadores tipo seco, cada uno con características particulares que los hacen más o menos adecuados según el caso.
En este artículo vamos a detallar qué los diferencia, cómo se comportan en aspectos clave como la eficiencia, el mantenimiento y la seguridad, y en qué situaciones conviene elegir uno u otro. Además, te daré ejemplos prácticos y consejos basados en la experiencia de Grupo Edmar, para que tengas información clara y útil antes de tomar una decisión.
¿Qué es un transformador tipo aceite y qué es uno tipo seco?
Un transformador tipo aceite funciona con un líquido aislante que cumple doble propósito: ayuda a enfriar el equipo y a aislar eléctricamente los devanados. El aceite más común es el mineral, aunque existen opciones más modernas como aceites vegetales biodegradables. Este tipo de transformador se utiliza desde hace décadas y sigue siendo muy común en subestaciones eléctricas y en proyectos donde se requieren grandes capacidades.
En contraste, el transformador tipo seco no utiliza ningún líquido aislante. En su lugar, emplea aire o materiales sólidos como resinas epóxicas para aislar y proteger sus componentes. Esto lo hace más seguro en interiores y en lugares donde un derrame de aceite representaría un riesgo.
Por ejemplo, un transformador de aceite puede verse en parques industriales o en estaciones eléctricas al aire libre, mientras que un transformador seco es ideal en un hospital o centro comercial, donde la seguridad y la limpieza son prioridad.
Rendimiento y eficiencia térmica.
El rendimiento de un transformador está muy ligado a cómo maneja el calor.
Los transformadores de aceite aprovechan la circulación del líquido para disipar el calor de manera uniforme. Esto les permite operar de forma más estable en condiciones de sobrecarga o altas temperaturas. Además, al mantener temperaturas más bajas, sus componentes internos suelen durar más tiempo.
Los transformadores secos, al no contar con un líquido refrigerante, dependen de la circulación de aire o de sistemas de ventilación forzada. Esto significa que pueden alcanzar temperaturas más altas bajo cargas pesadas, lo que en ciertos casos limita su uso en grandes potencias.
En aplicaciones de gran demanda —como fábricas, minas o plantas de energía— el tipo aceite suele ser más eficiente. Mientras que en proyectos con carga más estable, como un edificio de oficinas, el tipo seco funciona perfectamente.

Seguridad y riesgos.
La seguridad es un punto crítico al momento de elegir.
En los transformadores de aceite, el riesgo principal es el incendio por fugas o sobrecalentamiento. Incluso pequeñas filtraciones pueden ocasionar contaminación o daños costosos. Por eso, se recomienda instalar bandejas de contención, sistemas de detección de fugas y cumplir con normas ambientales.
En los transformadores secos, el riesgo de incendio se reduce drásticamente, ya que no contienen líquidos inflamables. Esto los hace más seguros en lugares donde hay personas, equipos sensibles o espacios cerrados.
Un ejemplo claro: en un hospital se opta casi siempre por un transformador seco, porque prioriza la seguridad de pacientes y personal. En cambio, una subestación en campo abierto puede operar con un transformador de aceite sin problema.
Mantenimiento y Costos Operativos.
Aquí se encuentran grandes diferencias que impactan en el costo a largo plazo.
Los transformadores de aceite requieren pruebas periódicas al líquido aislante para verificar su calidad dieléctrica, el contenido de humedad y la presencia de gases disueltos. También hay que vigilar fugas, limpiar radiadores y, en algunos casos, reemplazar el aceite. Todo esto implica personal especializado y gastos regulares.
Los transformadores secos, en cambio, requieren menos mantenimiento. Generalmente basta con revisiones visuales, pruebas eléctricas y limpieza para evitar acumulación de polvo. Sin embargo, en ambientes húmedos es importante revisar el estado de la resina o del aislamiento.
Aunque el transformador seco puede ser más caro al inicio, a lo largo de su vida útil puede resultar más económico al reducir gastos de mantenimiento y monitoreo constante.
Instalación, Ambiente y Lugar de uso.
El entorno determina en gran medida cuál conviene.
Aceite: son ideales para espacios exteriores, con ventilación natural y donde no representen riesgo para las personas. Por ejemplo, plantas industriales, estaciones de generación o áreas rurales. Estos equipos también suelen soportar mejor climas extremos si se les da mantenimiento adecuado.
Seco: destacan en lugares cerrados como centros comerciales, aeropuertos, hospitales, universidades o edificios corporativos. Además, al no requerir sistemas de contención de aceite, ocupan menos espacio y simplifican la instalación.
En zonas con alta humedad, polvo o ambientes corrosivos, los transformadores secos encapsulados en resina epóxica son una gran opción, ya que su aislamiento sólido es resistente a estos factores.

Costos Inicial vs Costo total de propiedad.
El precio no se limita a la compra, sino también al costo operativo a lo largo de su vida útil.
Tipo aceite: suelen ser más económicos al inicio, sobre todo en potencias grandes. Pero su mantenimiento constante, el manejo del aceite y la infraestructura adicional para seguridad (bandejas, detectores, extinguidores especiales) elevan el costo total.
Tipo seco: requieren mayor inversión inicial, pero generan ahorros en mantenimiento, seguridad y en la tranquilidad de operar en interiores sin riesgos de fugas.
Por ejemplo, un transformador seco en un centro comercial puede ser más costoso al inicio, pero evita gastos en bandejas de contención y reduce el riesgo de paros por emergencias.
En Grupo Edmar ayudamos a calcular el costo total de propiedad de cada opción, para que no solo compares precios iniciales, sino el impacto económico real en el tiempo.
Impacto Ambiental.
El aspecto ecológico hoy es determinante.
Transformadores de aceite: un derrame puede contaminar el suelo y el agua, y su disposición final requiere procesos regulados. Sin embargo, con aceites biodegradables se ha reducido este impacto.
Transformadores secos: al no usar líquidos, disminuyen riesgos de contaminación. Aunque su fabricación con resinas epóxicas también tiene un impacto ambiental, en general son considerados más sostenibles en operación.
Cada vez más empresas buscan equipos que cumplan con regulaciones ambientales, y en ese sentido los transformadores secos suelen ser mejor aceptados en proyectos urbanos o certificados con normas ecológicas.
¿Cuándo elegir cada tipo?
La elección depende del contexto y no de cuál sea “mejor en todo”.
Elige un transformador tipo aceite si necesitas grandes potencias, la instalación está en exteriores y tu prioridad es optimizar costos iniciales.
Elige un transformador tipo seco si trabajas en interiores, buscas seguridad y quieres reducir mantenimiento a largo plazo.
Resumen rápido de ventajas y desventajas
Tipo aceite
✅ Excelente disipación de calor.
✅ Vida útil prolongada con buen mantenimiento.
❌ Riesgo de fugas e incendios.
❌ Mayor gasto en mantenimiento.
Tipo seco
✅ Seguridad en interiores.
✅ Bajo mantenimiento.
❌ Costo inicial más alto.
❌ Limitaciones térmicas en potencias muy altas.
En cualquier caso, lo más recomendable es consultar con un proveedor especializado. En Grupo Edmar ofrecemos transformadores de ambos tipos, asesoría técnica y diseños a la medida para que tu inversión sea segura, eficiente y rentable.




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